WEDDING PLANNER NAVARRA ERASE UNA BODA

# WEDDING PLANNER NAVARRA

# ERASE UNA BODA

Empezamos Octubre volviendo a Navarra, esta vez al Castillo de Javier, un paraje de cuento en el que se darían el «Sí, quiero» María y Miguel, dos jóvenes muy de Tafalla que traerían a medio pueblo para el gran día.

(Seguimos a la espera de los súper fotones de 40 de Noviembre y del vídeo de Diluart, pero mientras, no queríamos dejar de enseñaros el bodorrio con las nuestras)

Pero..todo empezó mucho antes. María, además de futura novia, era enfermera en tiempos de COVID, por lo que preparar su boda tenía doble mérito para ellos. Aún así, y a pesar de algún contratiempo de última hora, conseguimos llegar gloriosos a su gran día.

Subimos a ver a María mientras se preparaba, y ambas quedamos boquiabiertas al verla lucir ese vestido de Victoria Imaz mientras el equipo de Sheila Estilistas y Arturo Nuez la dejaban a punto.

Miguel bajaba nervioso las escaleras del Hotel, donde le esperaban entre aplausos sus familiares amigos. Todos juntos caminaron hasta la Basílica de Javier, donde el más guapo Miguel esperó paciente en el altar.

María subió esas eternas escaleras, que ese día lo fueron más si cabe para las presentes y cruzó la gran puerta ante la mirada emocionada de todo el mundo. Fue el tío de María el sacerdote que ofició la ceremonia, lo que hizo que fuera una bonita misa en la que todos nos emocionamos, reímos con la espontaneidad de los novios y aplaudimos alegres por lo que acontecía.

Una vez finalizada la ceremonia, las fotos grupales darían paso al cocktail en el que se empezó a bailar y reír para no dejar de hacerlo hasta el fin de la noche.

Durante todo el día, amigas, amigos y familiares de ambos, fueron los encargados de animar y sorprender constantemente a los novios. Esto hizo que todos riésemos sin parar al contemplar esa enorme familia.

María y Miguel disfrutaron bailando, cantando y riendo con amistades y familiares hasta que poco a poco, los autobuses fueron llevando a los invitados de vuelta a Tafalla. Tanto disfrutaban los novios, que en un cambio de última hora, se subieron al último bus y terminaron la fiesta en Tafalla junto al resto de invitados.

Fue un placer formar parte de la gran familia que era esa boda, en la que todo el mundo cuidaba, reía y bailaba con todo el mundo. Y fue un placer ver a unos impecables María y Miguel que radiaron en su gran día.